domingo, 31 de agosto de 2008

Procesos del alma

Entre caminos inciertos disfrazados de exigencia que no llevan a ninguna parte, otros tan desvencijados y ambiguos que suscitan volver sobre nuestros pasos y rehacernos de nuevo, hay caminos tan insólitos que te sorprenden en tránsito permanente entre valles de ternura luminosa, laderas floridas y parajes elocuentes. Como si todos los caminos fueran una metáfora de los procesos del alma y la vida no fuera más que el reflejo del espíritu buscando esa puerta hacia el lugar donde dejar que el sentimiento en estado puro te envuelva como un perfume, te penetre silenciosamente y se acomode en lo profundo del alma, te habite sin necesidad de conocer el por qué de las cosas.

sábado, 23 de agosto de 2008

Momentos


Hay momentos en que lo nuevo irrumpe con una fuerza inocente que lo tiñe todo de verde y azul, agradable y ameno. Igual que el fulgor de la luz temprana cuando nos devuelve un nuevo día. Como la sensación complaciente de un verdadero abrazo donde dejarse ser, o de la infinidad de posibles senderos que emprender en cada renacer.
Hay momentos para dejarse envolver por la ilusoria pretensión de hacer eterno lo pasajero y sin más conciencia que las limitaciones que no ahogan los ideales.
No importa el peculiar sentido que le demos al tiempo cíclico porque nunca podremos sustraernos a la tangible realidad de cada instante, como éste ahora de un silencio vivificador en que cierro los ojos y puedo verte sin cuantificar tanta fragilidad de esta vida en presente y sin poder vivir otra plenitud que la consecuente con la capacidad de comprender, amar y actuar.......

viernes, 1 de agosto de 2008

Nada es para siempre

La noche era murmullo de gotas de lluvia blanda, de alma avariciosamente aspirada, de corazones encendiendo estrellas para calcinar la queja del impasible tiempo que irremediablemente llega para decirse adiós. Es inútil guardar el minuto para la eternidad.
Y llegó el día puro como un beso inmolado, con ese brillo matizado del sol entre las hojas que observaron con signos de agotamiento por el fragor de las últimas horas. Ella se acercó a la ventana y con una emoción contenida, se estremeció ante la belleza del mundo y de las cosas, saboreando ese olor a musgo que evidenciaba que estaba ante el cálido río de su infancia, la melancólica tierra donde no existe el desamparo y se dejó envolver por la nostalgia referencial de un sentimiento: permanecer.
Pero hoy esto, ya es también historia.