miércoles, 10 de diciembre de 2008

El Amor tiene tu nombre


La nube henchida de viento abraza la tierra conmovida por la sombra que un día quiso ser un jardín para los dos, y desde algún lugar velado que arrincono en la memoria desprovista de calendario, sin precisión en el tiempo, se asoma el ansia del resplandor de tu presencia, y puede suceder que la vida quiera encender con besos el mar de tus labios, aquí en la orilla del nacer, donde todo va ganando ser, existencia del rumor del beso dulcemente vivido, así, en el vacío de la nada, nos brota una luz de puntos suspensivos que no acaban al alba. Tu mirada sentida me sigue con los ojos cerrados como un sol tibio, riente y delicado donde brillan las caricias de la tarde, alejando ese eco de tardarnos en vivir. Le digo a la nube que por favor no se lleve mi sol ahora, pero la voz se quiebra en la garganta de estar sintiendo quererme como te quiero, queriendo el amor parecerse a ti de tanto querernos.