domingo, 8 de marzo de 2009

Volver con la frente marchita

Su trepidante vida cabalgaba incesante entre explorador de profundos océanos y amante de un puerto techado en encajes de estrellas fugaces.
Agitaba ríos de mansa neblina y desafiaba a los mares de intensa corriente.
Vagabundo de intermitentes oleajes que apresaba en el silencio de su balsa de madera.
Coleccionista de arrecifes de corales envueltos en papel de celofán, iba hilvanando sus días llenando huecos de su alma alicaída con la vana pretensión de hacer poético lo prosaico.

Y así como su mirada antaño contenía mil maneras de besarse, de facilitar un encuentro, de viajar al infinito o de cerrar una puerta, a su regreso solo reflejaba cierto aire de desencanto, una mirada cristalizada como si le hubieran herido en la ternura y en la más pura esencia de su esperanza.
Su vida había transcurrido con sus alas permanentemente desplegadas, sin llegar nunca a alcanzar su vuelo.

4 comentarios:

beker dijo...

Un espíritu vivo, abréndose camino entre el mar y la vida... intenso, abrazos querida Xana:)

delaRosa dijo...

Precioso!! De una riqueza literaria y una belleza plástica exquisitas.
Besines alados

Conchi dijo...

Tus palabras acompañan a tu pintura o es al revés, qué más da. Las dos me llegan, o quizás seas tú...
Esos cielos que pintas, con esos colores, con esa luz, me encantan.
Un fuerte abrazo, amiga. Que tengas un feliz domingo.
Conchi

Conchi dijo...

Hola. He pasado a saludarte pues hace mucho que no sé de ti. Te echo de menos!!!!
Espero que estés muy bien, amiga.
Te mando un abrazo y que pases un feliz fin de semana.
Conchi