viernes, 22 de enero de 2010

Reverberando sin tiempo

A lo lejos me recorre la lánguida tarde mojada, los cristales se ciegan allanando un alicaído hilo de luz que se pierde entre campos de dudas.

Lentamente, se arraciman nubes en un cielo preñado sobre la alta cima que entre taciturnos colores que invernan, va merodeando a un soñoliento ocaso.

Antes de hora, cuando se me distrae la tarde, late con diafanidad tu pisada que siempre me adelanta en el tierno placer de una dicha en los labios, acariciando en la hora imprecisa, un preludio de melodías a la sazón del espacio, se nos pasa de largo la brevedad, la lluvia, lo indeterminado,,,